Esta es mi mejor foto de Tazo.
Tazo es un pequeño perrito de 15 años con una chispa mucho más grande que el. Lo conocí, junto a su compañero Rowen hace un año. Viven en una casa que tiene un alma como de hechizo, por la personalidad de sus dueños. Y yo, que acababa de regresar triste de Colombia por no estar más tiempo con mi perrito, aproveché la oportunidad para buscar consuelo y caí en los brazos del encanto de estos dos seres.
A los pocos días de estar con ellos en su casa, fui viendo como Tazo tenía una misión muy clara que comunicaba con delicadeza: ser el guardián de Rowen. Porque Rowen tiene una historia difícil. Tazo se la sabe toda y quiere que su compañero aprenda cómo la alegría y la curiosidad lo pueden ayudar a salir del estado en aveces se queda estancado, recordando obsesivamente momentos difíciles que ha pasado.
Este escrito es pequeño e importante para mi, como el mensaje y tamaño de Tazo. Trata del valor que le dio Tazo al objetivo que le dieron. El objetivo de ayudar e impulsar al otro.
Tazo a sus 15 años de edad, sorprendentemente no revela signos de envejecimiento. No tiene los ojos nublados, y su columna ni un milímetro curva, como normalmente vemos en los perritos de su edad.
Hoy, un año después, vuelvo a ver a Tazo, y en lugar de verlo más lento o envejecido, parece como si su cuerpo hubiera tomado más fuerza, y la confianza y alegría de Rowen han crecido. Gracias Tazo! Puedo ver cómo tu misión en esta vida es lo que te da fuerza, te mantiene saludable y te da más años para que acompañes a Rowen. lo veas cada día más confiado e independiente.
Esta misión que Tazo encontró en su vida fue gracias a que vive con una pareja conoce el valor de la escucha, y la practica con cada uno. Una pareja que supo dar el espacio necesario para que todos, incluidos sus dos perros, desarrollaran una relación que los fortalece a todos. Todos son un soporte del otro. Cada uno tiene una historia que el otro quiere escuchar y apoyar.